Aves migratorias: Un nexo clave entre los ecosistemas del continente

Un grupo de investigadores trabaja, con equipamiento de última generación, para dar respuesta a este y a otros interrogantes vinculados al sorprendente fenómeno de la migración.


¿El buen funcionamiento del Bosque Andino Patagónico depende, en alguna medida, del éxito en la migración de sus aves, por ejemplo de los viajes anuales del pequeño fiofío desde y hacia el centro-este de Brasil? Este es el interrogante planteado en el artículo de la Revista Aves Argentinas, del cual participaron los Dres. Susana Bravo y Víctor Cueto, ambos investigadores de CONICET en el Centro de Investigación Esquel de Montaña y Estepa Patagónica.

¿Qué papel tienen las aves migratorias en los ecosistemas que visitan?

Las aves migratorias cumplen importantes servicios ecosistémicos en los lugares que visitan a lo largo del año, por ejemplo como dispersores de semillas, polinizadores, o predadores de artrópodos. Es claro que su relevancia no es la misma entre sitios, dependerá de la complejidad del ecosistema, de la abundancia relativa de la especie en cada zona que visita y del tiempo de permanencia en el lugar, entre otros factores. Las aves migratorias constituyen un nexo invisible entre ecosistemas, y la única forma de poder detectar estas relaciones encubiertas es conocer el papel que cumplen, así como las zonas y rutas que utilizan a lo largo del año. Estas relaciones son especialmente relevantes cuando surgen problemas de conservación en algún ecosistema y nos preguntamos ¿Qué otro ecosistema se puede ver afectado? Tristemente la información que disponemos en América Latina es escasa para poder predecir este tipo de cuestiones, aunque en los últimos años conocemos más sobre algunas especies.
En particular, sabemos que el fiofío es relevante en el Bosque Andino Patagónico por su papel como dispersor de semillas, colaborando en la regeneración de la vegetación ¿Por qué?
En principio por su abundancia, pero también por las condiciones en las que deja las semillas que dispersan. Como ocurre con la mayoría de las aves que cumplen este rol, las distancias que mueven las semillas no es lo más destacable, sino la cantidad que transportan y las condiciones en que las dejan.

Debido al uso del hábitat por parte de los fiofíos, las semillas de los arbustos son depositadas en zonas abiertas con buena luz, aptas para la germinación y con baja abundancia de roedores, lo que reduce la posibilidad de que sean predadas. El maqui -uno de los arbustos que más estudiamos- es abundante y madura sus frutos al final del verano, justo cuando los fiofíos comienzan a prepararse para la migración. De sus frutos se alimentan tanto los fiofíos que reprodujeron en el sitio, como los que lo hicieron más al sur y pasan rumbo al norte por Chubut y Río Negro.
Estos frutos son utilizados para la formación de reservas de grasa necesarias para afrontar el viaje hasta las costas de Brasil y esa sería la contraprestación de la planta en el mutualismo de dispersión de semillas (se denomina mutualismo a un relación entre individuos de distintas especies donde todos se benefician).

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Revista Aves Argentinas N° 59