Humedales patagónicos

¿Se puede predecir la distribución de plantas acuáticas en el oeste patagónico?

En este artículo publicado recientemente, un grupo de investigación del CIEMEP (CONICET-UNPSJB) evalúa cómo las plantas de humedales patagónicos responden al gradiente ambiental.


Los humedales se encuentran entre los ecosistemas más valiosos no sólo en términos socioeconómico-productivos, sino también ambientales, dada su importancia en la provisión de servicios ecosistémicos y biodiversidad. Sin embargo, constituyen uno de los ecosistemas naturales más amenazados, por lo tanto, resulta crítico desarrollar estudios que den cuenta del estado ecológico de los mismos, y que brinden herramientas apuntadas a su conservación.

En este estudio nos propusimos evaluar cómo las plantas responden al gradiente ambiental y si existe una correspondencia entre los ensambles de plantas acuáticas y los esquemas de clasificación de los humedales desde un análisis a diferentes escalas espaciales (esquema regional y local). Para ello relevamos 58 sitios, cubriendo un área de aproximadamente 430.000 km 2 . Por un lado, según su emplazamiento en el paisaje patagónico (esquema regional), los humedales fueron clasificados en seis unidades fitogeográficas (i.e., unidad 36, estepa baja de Senecio algens y Oxalis compacta; unidad 38, estepa graminosa de Festuca pallescens; unidad 39, estepa arbustiva graminosa; unidad 42, estepa arbustiva baja; unidad 47, estepa graminosa húmeda de Festuca gracillima; y unidad 50, bosque caducifolio de Nothofagus); y en tres regiones (i.e., región I, mallines y turberas de la Patagonia Sur e islas del Atlántico Sur; región II, lagos, cursos de agua y mallines de los Andes patagónicos; y región III, lagunas y vegas de la Patagonia extra-andina). Por otro lado, considerando las características locales (esquema local), los humedales fueron clasificados según su origen (i.e., antropogénico, depresiones llevadas a cabo por la acción humana; por deflación, depresiones causadas por acción del viento; fluvial, fondo de valle aluvional; glacigénico, ambiente con depósitos glaciares; y por remoción en masa, complejo de taludes con asentamientos y derrumbes de basalto); y su tipo hidrogeomorfológico (i.e., tipo I, áreas permanentemente inundadas localizadas en planicies de inundación, asociadas a cuerpos de agua lóticos y en la que el flujo predominante del agua es horizontal laminar; tipo II, áreas temporalmente inundadas, localizadas en depresiones, siendo la precipitación y el aporte subterráneo las principales fuentes de agua, y la hidrodinámica del sistema gobernada por el flujo vertical; tipo III, áreas temporalmente inundadas localizadas en pendientes, siendo la precipitación y el flujo superficial y subsuperficial las principales entradas de agua, y la hidrodinámica del sistema unidireccional desde la pendiente; tipo IV, áreas temporalmente inundadas localizadas en fondos de lagos relictos o terrazas aluviales, siendo la principal entrada de agua la precipitación y el aporte subterráneo, y la hidrodinámica gobernada por el flujo vertical).

¿Cómo respondieron las plantas acuáticas al gradiente ambiental en el paisaje
patagónico?
Nuestros resultados indicaron que la distribución de las plantas en los humedales estuvo gobernada principalmente por variables climáticas, pero las características del agua de los sitios también fueron importantes. La comunidad de plantas estuvo significativamente afectada por la temperatura del aire, una variable relacionada con la distribución latitudinal de los humedales en Patagonia. Aunque menos consistente, la precipitación media anual también fue un predictor de la comunidad de plantas. Esta variable está relacionada con la localización de los sitios en el gradiente oeste-este y resulta en una medida de la disponibilidad de hábitats. Sin embargo, los factores regionales o locales por sí mismos no serían suficientes para entender cómo las plantas acuáticas están estructuradas regionalmente y, por lo tanto, resulta de utilidad considerar ambos factores cuando se estudian grandes escalas. Entre las características del agua, la conductividad resultó en un remarcable modulador de la distribución de las especies en la región, y podría relacionarse con el sobrepastoreo, que promueve la erosión y la salinización de muchos ambientes de humedal en Patagonia.

Otro factor importante fue la carga de nutrientes en el agua, principalmente de fósforo total (PT). El aumento en la concentración de PT también estaría relacionado con ciertas prácticas agrícolas, que deterioran la calidad del agua. El ganado tiende a pasar tiempo en la proximidad de los humedales para alimentarse y beber agua, de modo que la eliminación de excretas (i.e., orina y heces) ocurre frecuentemente en el agua, lo que incrementa el contenido de nutrientes.

¿Cuál sistema de regionalización de humedales resultó el mejor predictor de la
distribución de plantas?
Aunque el esquema de clasificación local (i.e., génesis de humedal) probó ser un buen predictor que significativamente influenció en la composición de la comunidad de plantas, la categorización de los sitios a escala de paisaje (i.e., regiones de humedales) resultó el mejor predictor de las asociaciones de especies a la escala espacial estudiada. El sistema de clasificación ‘regiones de humedales’ se basa en criterios latitudinales y topográficos, lo que refuerza la idea de que los factores regionales más que los locales influencian la distribución de las plantas acuáticas en Patagonia.
A pesar de la importancia de los humedales patagónicos como refugio de especies endémicas y autóctonas en la región, estos ambientes continúan siendo dañados por las actividades de uso del suelo (principalmente ganadería y urbanizaciones). Además, se prevé una disminución de estos ecosistemas asociada a los efectos del cambio climático.
En este contexto, el uso de las ‘regiones de humedales’ resulta en una herramienta de clasificación valiosa, que permite direccionar los esfuerzos en conservación. Este estudio ha demostrado que los humedales localizados en el extremo sur de América del Sur contribuyen mayormente a la biodiversidad regional de Patagonia y, por lo tanto, deberían ser tenidos en cuenta en la futura delimitación de áreas protegidas para incrementar la resiliencia de estos ambientes y mantener los servicios ecosistémicos y la diversidad que proveen.

¿Quiénes trabajamos en el proyecto?
La autora realizó este estudio en el marco de una beca posdoctoral del CONICET (Dirigida por la Dra. Laura Miserendino 1,2 y el Dr. Luis B. Epele 1,2 ). También, participaron del mismo la Dra. Marta G. Grech 1,2 y la Dra. Adriana M. Kutschker 1,2 . Instituciones: 1 CIEMEP (Centro de Investigación Esquel de Montaña y Estepa Patagónica) (CONICET), 2 Facultad de Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud – Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (FCNyCS-UNPSJB).

https://doi.org/10.1111/jvs.13157